los líderes aprenden y van puliendo con el
paso del tiempo corresponde a la manera en la que toman decisiones, pues se van
haciendo más analíticos, más reflexivos, responsables, saben medir mejor los
riesgos, no aceleran la decisión, proyectan las consecuencias de la toma de
decisiones y sobre todo tienen una estrategia clara cuando tienen que tomar una
decisión, porque su espíritu de lucha los impulsa a ser cada vez más
competitivos a lograr los objetivos y resultados que la organización les pide.
Pero también
tenemos la otra cara de la moneda, cuando las cosas no empiezan a salir como el
líder lo espera, debido a que las decisiones que se están tomando están
ocasionando problemas en la organización, ligera, sin argumentos, sin un
adecuado estudio, sin planear, sin producir los resultados adecuados y en
ocasiones hasta evadiendo responsabilidades que les corresponde asumir debido a
sus constantes equivocaciones.
Por ello, es
necesario reflexionar un poco sobre las posibles consecuencias que nos puede
causar una mala toma de decisiones.
Generan
desconfianza
Quienes están en puestos gerenciales, deben tener muy claro que una mala
decisión podría traer consecuencias devastadoras, tanto en los niveles
jerárquicos superiores, como en su propio equipo, porque dependerá de que tan
feo hayamos regado el tepache, para que los miembros del equipo empiecen a
sospechar o a creer que su líder no está analizando adecuadamente la mejor
alternativa posible para resolver la situación que se haya presentado, por el
contrario, pensarán que su líder toma las decisiones a la ligera, con el
corazón, con las entrañas y por eso las cosas salen mal y todo mundo deja de
confiar en su criterio para la toma decisiones.
genera
desconfianza en el equipo y al mismo tiempo empieza a perder confianza en sí
mismo, lo cual se traducirá en una cadena de errores que terminen en una
posible salida de la organización.
Unas de las
causas más comunes son:
Incrementan
el riesgo
La gente que
está involucrada de manera frecuente con toma de decisiones sabe perfectamente
que existe un riesgo, sin embargo la diferencia es que saben cómo medir el
riesgo bajo esa toma de decisión, es un riesgo calculado, pero cuando alguien
toma malas decisiones el riesgo se incrementa exponencialmente y
definitivamente puede ser la causa del desastre absoluto.
Parten al
equipo
Si a la hora
de tomar decisiones, no tenemos un criterio bien definido con nuestro equipo de
trabajo, somos incongruentes, nos comportamos de una manera egoísta y
anteponemos los intereses personales a los intereses del equipo, seguramente
vamos a tener a un equipo dividido, que no se siente involucrado porque no se
les pide opinión para nada. Sobre todo hay que tener cuidado cuando las
decisiones están directamente relacionadas con cambios al interior del equipo
porque una mala decisión puede convertir un buen ambiente laboral en un
infierno.
Dejan de
apreciar al líder
Una de las
cualidades de los buenos tomadores de decisiones es la de inspirar al equipo,
pero si empiezan a fallar al momento de decidir y los objetivos no se
Fomentan la
irresponsabilidad
Si alguien
que se considera líder y se equivoca con frecuencia porque no encuentra la
manera de tomar buenas decisiones y además no hay medidas en su contra para que
logre cambiar su manera de actuar, lo único que producirá es que la gente se
comporte de manera irresponsable los objetivos institucionales al saber que no
habrá nadie que los invite a ser más cuidadosos, pero sobre todo que no hay
represalias por su mala forma de tomar decisiones.
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